martes, 5 de agosto de 2014

El Origen y Su Desarrollo.

La mitología griega fue una de las primeras en desarrollarse en nuestro mundo. Los griegos tenían dioses para todo, y los veneraban de diferentes maneras en diferentes partes de Grecia. Los dioses griegos eran vengativos y violentos cuando no se hacía lo que ellos querían. Para seguir en sus condiciones de inmortales, ellos tenían que comer ambrosía, una especie de ensalada de fruta que era exclusivamente para ellos. Ningún mortal podía siquiera pensar en comer de ese manjar sagrado, pues sería castigado terriblemente. Los dioses sentían cierta apatía por los seres humanos, los consideraban inferiores y sus esclavos. Por eso cuando Prometeo les dio el secreto del fuego, los dioses se enfurecieron ya que nunca más tendrían el control sobre los humanos.
Estas y muchas más leyendas y mitos griegos perduran hoy en día, dándonos una visión sobre la antigua cultura griega y su mitología. Decidí hablar sobre este tema porque en lo personal se me hace muy interesante, y creo que puede ser del agrado de mis compañeros.
Todo lo que sucedió en Grecia, todas las aportaciones que hicieron al resto del mundo, todo surgió a partir de su mitología. Los relatos tan famosos como La Iliada y la Odisea surgieron a partir de ella. Los templos y esculturas tan perfectamente elaborados fueron producto de la imaginación de los esculpidores y arquitectos, pero en vez de buscar un renombre o fama, se hicieron para venerar a sus dioses principales.
En la mitología griega existe un sin fin de dioses y cada uno tiene una función específica. Dentro de este proyecto se intentará dar una explicación sobre las bases de la mitología griega y una reseña sobre los dioses más importantes y sus significados.
Se espera que con esto, el lector tenga un poco más claro la ideología griega, el porqué crearon a sus dioses míticos y los beneficios que esto aportó a su cultura.

Existen diversas teorías del origen del universo y del ser humano dentro de la cultura griega. Algunas de éstas teorías afirman que al principio sólo existían Océano y Tetis; otras afirman que todo partió de la creación del cosmos. Pero nosotros nos vamos a basar en la Teogonía de Hesíodo.


J. Venys, el autor del artículo “Cosmogonía” nos presenta el desarrollo de ésta cosmogonía y cómo se creó el universo partiendo de la misma. El propósito del autor es el de informar al lector de cómo a partir del Caos se fueron formando el universo y la vida humana como los conocemos. También quiere proporcionar al lector las herramientas necesarias para poder entender la cosmogonía griega. Este artículo está organizado en forma cronológica y explica en detalle la formación del universo y de los dioses griegos, dando así lugar a la creación del ser humano.
Los subtemas que se van a desarrollar a lo largo de este subtema son:


  • Existencia del Caos y sus definiciones
  • La creación de Gea, Tártaro y Eros.
  • El nacimiento de los Titanes
  • La creación del universo.

  • Al principio, lo único que existía era el Caos. El caos era un lugar vacío, era el espacio, la nada. El caos era como "un estado de confusión" según los estoicos; el caos era el lugar dispuesto para la creación del todo. El Caos dio origen a la noche y a las tinieblas, quienes a su vez dan origen a Éter (aire claro) y Hemera (día). Aquí se resalta cómo la luz se originó de la obscuridad “el día y el aire claro nacen de la noche y las tinieblas”
    Después del Caos surgieron Gea, Tártaro y Eros. Gea es mejor conocida como la tierra, Tártaro es el infierno y Eros fue el hijo de estos dos, un dios que es asociado comúnmente con el deseo carnal. En la lectura no se explica cómo aparecieron Gea, Tártaro y Eros. Sin embargo, en el libro “Mitología Griega” de Ángel Ma. Garibay de editorial Porrúa se describen a Gea y a Tártaro como hijos del caos. Gea “está relacionada con el aspecto femenino del Cosmos y consiguientemente con la fecundidad de la Tierra”
    De la tierra se originan el cielo (Urano) las montañas y el mar (Ponto). Ahora, Gea se une con Urano dando origen a los Titanes. Esto es simbólico porque los titanes eran seres gigantescos que literalmente podían tocar el cielo. Los titanes simbolizan la unión del cielo y de la tierra. De los titanes que destacan en la mitología griega se pueden mencionar a Océano, Hyperión, Tetis, Rea y Cronos. Siendo este último el más importante.
    Urano no deseaba que sus hijos salieran de la tierra así que “Urano, a medida que sus hijos iban naciendo, los encerraba en el seno de Gea” La tierra se hartó de tal situación así que planeó una forma para mantener a Urano en paz. Cronos, el titán más pequeño aceptó ayudar a Gea y emboscaron a Urano. Cronos castró a Urano. Al hacer esto, los titanes se convierten en los nuevos dioses, siendo Cronos su rey.
    A partir de esto, se crea el universo. Cuando Cronos castró a Urano el espacio que existía entre el cielo y la tierra (el Caos) quedó abierto para siempre, permitiendo así la creación de otros planetas y otras formas de vida.
    La argumentación del autor es válida puesto que ha sido aceptada por ser la Teogonía de Hesíodo. En cuanto a si es convincente o no, eso depende del punto de vista de cada lector, existen diferentes teorías del origen del universo basadas en la cultura griega que difieren de ésta.
    Desde mi punto de vista creo que esta es una teoría bastante lógica y la explicación en detalle de cada suceso es importante. Muchas de las teorías actuales también están basadas en la existencia de un espacio vacío en el cual se fueron formando las galaxias y los planetas.
    No encontré falacias en el razonamiento del autor, él estaba basado en otro autor y no descubrí algún tipo de falacias en su argumentación y razonamiento.
    El tema es importante y trascendente. Explica la forma de pensar de los antiguos griegos y de cómo fueron dando origen a su mitología y a sus dioses. Ésta teoría sobre el origen del universo según los griegos es la más aceptada por los historiadores y, partiendo de ella, se puede entender un poco más el origen de la cultura griega.

    ¿QUÉ ES A MITOLOGÍA GRIEGA? 
    es el conjunto de mitos y leyendas pertenecientes a los antiguos griegos que tratan de sus dioses y héroes, la naturaleza del mundo, los orígenes y el significado de sus propios cultos y prácticas rituales. Formaban parte de la religión de la Antigua Grecia. Los investigadores modernos recurren a los mitos y los estudian en un intento por arrojar luz sobre las instituciones religiosas y políticas de la antigua Grecia y su civilización, así como para entender mejor la naturaleza de la propia creación de los mitos.
    La mitología griega aparece explícitamente en una extensa colección de relatos e implícitamente en artes figurativas tales como cerámica pintada y ofrendas votivas. Los mitos griegos intentan explicar los orígenes del mundo y detallan las vidas y aventuras de una amplia variedad de dioses, héroes y otras criaturas mitológicas. Estos relatos fueron originalmente difundidos en una tradición poética oral, si bien actualmente los mitos se conocen principalmente gracias a la literatura griega.
    Las fuentes literarias más antiguas conocidas, los poemas épicos de la Ilíada y la Odisea, se centran en los sucesos en torno a la Guerra de Troya. Dos poemas del casi contemporáneo de HomeroHesíodo, la Teogonía y los Trabajos y días, contienen relatos sobre la génesis del mundo, la sucesión de gobernantes divinos y épocas humanas y el origen de las tragedias humanas y las costumbres sacrificiales. También se conservaron mitos en los himnos homéricos, en fragmentos de poesía épica del ciclo troyano, en poemas líricos, en las obras de los dramaturgos del siglo V a. C., en escritos de los investigadores y poetas del período helenístico y en textos de la época del Imperio romano de autores como Plutarco y Pausanias.
    Los hallazgos arqueológicos suponen una importante fuente de detalles sobre la mitología griega, con dioses y héroes presentes prominentemente en la decoración de muchos objetos. Diseños geométricos sobre cerámica del siglo VIII a. C. representan escenas del ciclo troyano, así como aventuras de Heracles. En los subsiguientes periodos arcaicoclásico y helenístico aparecen escenas mitológicas homéricas y de otras varias fuentes para complementar la evidencia literaria existente.
    La mitología griega ha ejercido una amplia influencia sobre la cultura, el arte y la literatura de la civilización occidental y sigue siendo parte del patrimonio y lenguaje cultural occidentales. Poetas y artistas han hallado inspiración en ella desde las épocas antiguas hasta la actualidad y han descubierto significado y relevancia contemporáneos en los temas mitológicos clásicos.




    La mitología griega
     Es el conjunto de mitos y leyendas pertenecientes a los antiguos griegos que tratan de sus dioses y héroes, la naturaleza del mundo, los orígenes y el significado de sus propios cultos y prácticas rituales. Formaban parte de la religión de la Antigua Grecia. Los investigadores modernos recurren a los mitos y los estudian en un intento por arrojar luz sobre las instituciones religiosas y políticas de la antigua Grecia y su civilización, así como para entender mejor la naturaleza de la propia creación de los mitos.
    La mitología griega aparece explícitamente en una extensa colección de relatos e implícitamente en artes figurativas tales como cerámica pintada y ofrendas votivas. Los mitos griegos intentan explicar los orígenes del mundo y detallan las vidas y aventuras de una amplia variedad de dioses, héroes y otras criaturas mitológicas. Estos relatos fueron originalmente difundidos en una tradición poética oral, si bien actualmente los mitos se conocen principalmente gracias a la literatura griega.
    Las fuentes literarias más antiguas conocidas, los poemas épicos de la Ilíada y la Odisea, se centran en los sucesos en torno a la Guerra de Troya. Dos poemas del casi contemporáneo de HomeroHesíodo, la Teogonía y los Trabajos y días, contienen relatos sobre la génesis del mundo, la sucesión de gobernantes divinos y épocas humanas y el origen de las tragedias humanas y las costumbres sacrificiales. También se conservaron mitos en los himnos homéricos, en fragmentos de poesía épica del ciclo troyano, en poemas líricos, en las obras de los dramaturgos del siglo V a. C., en escritos de los investigadores y poetas del período helenístico y en textos de la época del Imperio romano de autores como Plutarco y Pausanias.
    Los hallazgos arqueológicos suponen una importante fuente de detalles sobre la mitología griega, con dioses y héroes presentes prominentemente en la decoración de muchos objetos. Diseños geométricos sobre cerámica del siglo VIII a. C. representan escenas del ciclo troyano, así como aventuras de Heracles. En los subsiguientes periodos arcaicoclásico y helenístico aparecen escenas mitológicas homéricas y de otras varias fuentes para complementar la evidencia literaria existente.
    La mitología griega ha ejercido una amplia influencia sobre la cultura, el arte y la literatura de la civilización occidental y sigue siendo parte del patrimonio y lenguaje cultural occidentales. Poetas y artistas han hallado inspiración en ella desde las épocas antiguas hasta la actualidad y han descubierto significado y relevancia contemporáneos en los temas mitológicos clásicos.

    Relatos De La Mitología Griega.
    Relativo al culto de esta poderosa civilización, es imprescindible, que nos detengamos en ver, aunque sólo sea de pasada, los mitos que componían la religión de los griegos. No pensemos que el nombre de Mitología obedece, en modo alguno, al carácter que para el ciudadano griego tenían sus dioses. Podían, en el fondo, dudar de la mayor o menor intervención de éstos en los asuntos terrestres, pero en cualquier caso, la fe ciega en su existencia era común a todas las clases sociales.
    De los tres elementos primordiales en la creación del mundo, el Caos y Eros eran, por sí mismos, infecundos. El tercero de ellos Gaia (la Tierra), pudo sin embargo engendrar por sí sola, sin ayuda de macho alguno, a Urano (el Cielo), a las Montañas y al Pontos (el Mar).
    Una vez creado Urano, Gaia tendrá continuos amores con él; sin embargo, el ambicioso dios va hundiendo en las entrañas de la tierra a toda su descendencia. Cansada la diosa de ello, decide terminar con el cruel y fecundador Urano. Uno de sus hijos, de muy corta edad, le corta los testículos con una hoz por indicación de su madre; es el astuto Cronos, que ahora se desposaría con su hermana Rea. De esta unión fueron naciendo cinco hijos, que Cronos devoraba por temor a que se cumpliera la predicción hecha por sus padres, según la cual estaba condenado a tener el mismo fin que Urano. Cuando Rea concibió el sexto de sus hijos, envolvió una piedra en unos pañales y se lo entregó a su esposo, quien pensó que se engullía al niño nacido. Este, Zeus, fue criado en secreto y, ya adulto, obligó a Cronos, con ayuda de una droga, a vomitar a sus cinco hermanos. Después, y tras largas luchas, logró vencer a su padre y se erigió en el señor del universo. Pasó a ocupar la más alta cima de Grecia, el Olimpo, inaugurando así la dinastía de los grandes dioses.
    Las ninfas del monte donde el niño Zeus había sido escondido de la voracidad de su padre le cuidaron sin escatimar esfuerzos ni atenciones. Todo lo que había a su alrededor fue puesto a su disposición, y Zeus, alimentado con la leche de la cabra Almaltea, pudo criarse con gran magnificencia. 
    Zeus encarna el dios supremo, el rey absoluto de la creación. Por una parte, es el dios de la perfección, el todopoderoso entre dioses y hombres. De otra, sus costumbres y vicios se igualen a los de los mortales. Sus numerosos incestos, adulterios y engaños, originarían el resto de la Mitología de los griegos.
    Pero Zeus no es, desde luego, un dios más. Al referirse a él, los griegos lo reverencian como si fuera el único, pareciendo a veces que su religión es monoteísta. Es el principio de todo, el único dios verdaderamente libre, el creador de lo favorable y de lo adverso.
    La legítima esposa de Zeus fue Hera, su hermana. Las incontables aventuras del dios con otras diosas e incluso con mujeres mortales, no impedían que amase sobre todo a su esposa, a quien incluso contaba sus devaneos como si tratara de faltas sin importancia. En la Iliada, Zeus se dirige a su esposa en estos términos:
    "Ven, y ahora reposemos y entreguémonos a las delicias del amor, jamás diosa ni mortal me inspiraron tantos deseos; ni la esposa de Ixión, que dio a luz a Pirítoco, no menos estrenuo que los dioses; ni la hija de Adrisio, Dánae, madre de Perseo, el más ilustre de los hombres; ni la hija del glorioso Fénix, que parió a Minos y Radamanto; ni en Tebas, Alcmena, madre de Heracles, el de temible alma, y Sémele, madre de Dionisio, que era la alegría de los humanos: no ni la rubia Démeter, ni Leto, ni tú misma me habéis inspirado jamás el amor que siento por ti y los deseos que me enajenan."
    Como puede verse --y en este pasaje no están incluidas todas las mujeres que Zeus poseyó--, Hera tenía motivos para sentir celos, los cuales, sin embargo, sobrellevaba con paciencia infinita.
    Así tuvo especiales motivos para sentirse celosa de Leto, intentando evitar por todos los medios que ésta diese a luz a Artemis y a Apolo, que llevaba en su seno. Aunque retuvo en el Olimpo a IIitio para que no la auxiliara en el parto, el "árbitro de los dolores" consiguió escaparse y se encontró con Leto en la isla de Delos en el momento critico. "El parto sobrecogió a Leto, la cual, sintiéndose próxima a parir, apoyó sus rodillas en el tierno césped y la tierra sonrió a sus pies, y el niño salió a la luz...Las diosas lo lavaron pura y constantemente con agua limpia, y le dieron por pañales un velo blanco, ligero, recién tejido, y lo fajaron con un cinturón de oro. La madre no amamantó a Apolo, pero Tetis, con sus manos inmortales, le dio a gustar el néctar y la amable ambrosía. 
    Los amores del dios supremo siempre se veían satisfechos. La hermana de Leto, Asteria, fue convertida en codorniz y arrojada al mar por no acceder a sus deseos.
    Entre las innumerables aventuras amorosas que Zeus tuvo con mujeres mortales, la que más celos despertó en Hera fue, probablemente, Io. Para disimular la pasión que a causa de su excepcional belleza sentía el rey del Olimpo hacia ella, la transformé en una vaca blanca. Sin embargo, sus esposa advirtió el ardid y le rogó que le regalara aquel animal. Zeus no pudo negarse y entonces Hera confió la transfigurada Io a Argos, monstruo de cien ojos que la mantuvo atada a un árbol. Sin embargo, Zeus encargó a Hermes que matara al monstruo, obligando a Hera a imaginar un nuevo suplicio: un enorme tábano se ensañó con la vaca obligándola a emprender desenfrenada carrera al final de la cual llegó a Egipto, donde Zeus pudo restituirla a su forma original, naciendo de ella Epafos. 
    Menos dramática es la historia de los amores con Europa, ninfa de extraordinaria hermosura que, estando un día cogiendo flores junto al mar, vio un espléndido toro. Prendada de la belleza del anima, la virgen se acercó a él e incluso montó sobre su lomo. El toro --Zeus-- emprendió entonces veloz carrera, y Europa vio, aterrada, asida a los cuernos del animal, como éste se metía en el mar, a través del cual llegó a la isla de Creta, donde estaba preparado el tálamo nupcial.
    Atenea es la hija predilecta del rey de los dioses. El hecho mismo de su nacimiento, da esta diosa un especial carácter: Cuando Metis, una de las amantes de Zeus, estaba próxima a dar a luz, éste, temeroso de que se cumpliera el vaticinio hecho por Gea y Urano de que aquel hijo se apoderaría de sus atributos, convenció a Metis y la introdujo en sus propias entrañas. Seguía así las huellas de su padre Cronos, aunque aquél no llegó nunca a tragarse a su esposa. Embarazado con aquel bulto, Zeus acudió a su hermano Hefestos, quien con un golpe en la cabeza hizo que saliera por ella Atenea provista ya de sus armas y atributos. Diosa de la guerra y protectora de los combatientes. Atenea poseía una especial y serena belleza que inspiró algunas pasiones entre los habitantes del Olimpo; sin embargo, se conservó siempre doncella. Su papel en la guerra de Troya fue muy importante, puesto que defendió y protegió a los griegos en numerosos trances en contra de los troyanos.
    Apolo era, como ya dijimos, hijo de Zeus y de Leto, a pesar de todo lo que Hera hizo para impedir su nacimiento. Cuando nació el nuevo dios, su madre era todavía perseguida por la serpiente Pitón, un terrible dragón hembra que Hera había enviado para vengarse de Leto. Apolo atacó al monstruo y le obligó a retirarse. Posteriormente, con ocasión de encontrarse Apolo en Parnaso, vio allí a la Pitón y, con un mortífero dardo, se deshizo de ella para siempre.
    Frecuentemente se ha unido la figura de Apolo con la de Heracles, puesto que ambos aparecen juntos en diversas ocasiones. Con ocasión de ir este último a Delfos a consultar sobre una dolencia que padecía, la Pitia se negó a subir al trípode profético. Heracles, furioso, se apodera entonces de ella y se la lleva. Avisado de ello Apolo, sale en su persecución y entabla con él una lucha feroz cuyo final determina Zeus enviando un rayo que cae entre ambos. Interpretado ello como que el padre de los dos hermanos no permite la pelea, cesan la lucha y desde entonces no vuelven a tener altercados. Cuando posteriormente Heracles fue divinizado, el carro que le condujo hacia el Olimpo era conducido por Atenea y acompañado por Apolo, que pulsaba la lira.
    Los amores de Apolo con mujeres mortales fueron, al igual que los de su padre Zeus, innumerables. Una de sus victimas, Casandra, hija del rey Príamo y de Hécuba, prometió ceder a las insistencias del dios a condición de que este le enseñara el arte adivinatorio. Cuando Apolo accedió, la joven se retractó de su promesa, sabiendo que la divinidad no podría hacer lo mismo. Sin embargo, el astuto dios ideó un ardid: pidió a Casandra que le permitiera al menos darle un beso. Cuando ésta cedió a la petición, Apolo la escupió en la boca, con lo que anuló todo poder de persuasión de la bella Casandra. De aquel modo, la joven podía predecir los acontecimientos, mas era en vano, puesto que nadie podría creerla.
    En cierta ocasión Apolo presenció como Cirene, hija de Hipseo, rey de los lapitas, se enfrentaba sola a un león al cual consiguió abatir.Prendado de ella, el dios la condujo en un carro de oro tirado por cisnes hasta Lidia, donde la joven dio a luz a Aristeo.
    Acacalis, la hermosa hija del rey de Creta Minos, tuvo varios hijos de Apolo. Uno de ellos fue Mileto, fundador de la ciudad del mismo nombre y que llegó a ser una de las más ilustres ciudades de la Jonia. Según la leyenda, Acacalis lo internó en un bosque apenas nacer, y allí fue alimentado por una loba hasta que lo encontraron unos pastores que lo educaron.De belleza prodigiosa, Mileto cautivó el amor de su abuelo, Minos, quien no dudó en atentar contra su virtud. Mileto huyó y, embarcándose, llegó a Caria, donde fundó la ciudad que lleva su nombre.
    Otra de las mujeres de Apolo fue Roio, a quien su padre Estafilos colocó en un cofre y abandonó en el mar al advertir que se encontraba encinta. Las olas la transportaron a Eubea, donde nació Anio. Apolo llevó al niño a Delos, y allí le confirió el don de la profecía. Aquel regalo lo hizo extensivo a las hijas de Anio, Eno, Espermo y Elois, quienes recibieron el don de hacer abundante la producción del vino, cereales y aceite. Se las llamóoinotropi, es decir, las que pueden convertir el agua en vino.
    El hermoso Apolo no se limitó a tener amores con mujeres, sino que llevado de su pasión desenfrenada, deseó también repetidas veces jóvenes de su mismo sexo.Parece que la leyenda más difundida respecto a Ciprasio era la de que, viéndose acosado por Apolo, huyó hasta las orillas del Oronte, donde el dios lo convirtió en un ciprés.Se cuenta que Cipraso, habiendo matado por accidente a un ciervo compañero predilecto en sus correrías, quedó embargado de una profunda tristeza; el ciprés tomó de él su nombre por ser el árbol dedicado a los muertos.
    Igualmente patético fue el fin de Jacinto, hermoso mancebo deseado por Apolo y al que acosaban al mismo tiempo Bóreas y Céfiro. En cierta ocasión, se encontraba con Apolo practicando su juego favorito, el lanzamiento del disco, cuando este objeto, lanzado fuertemente por Céfiro, fue a estrellarse contra una roca, hiriendo de rebote a Jacinto en la sien y causándole la muerte instantánea. De su sangre brotó la planta que lleva su nombre, el jacinto.En recuerdo a esta leyenda, en Laconia se celebran anualmente las Hiakintias, fiestas importantísimas de Amiclea, donde se hallaba enterrado el joven debajo mismo de la estatua de Apolo. Las fiestas duraban tres días, el primero de los cuales estaba dedicado totalmente a celebrar con profunda tristeza la muerte de Jacinto. 
    Hermes es un de los dioses del Olimpo con más variadas atribuciones. Su poder lo desempeña igualmente en los espacios celestes que en los subterráneos o los terrestres. de inteligencia flexible, dotado de una movilidad singular, era uno de los dioses más populares tanto entre los dioses como entre los hombres.
    Pero Hermes es, ante todo, el mensajero de los dioses, razón por la que esta provisto de sandalias aladas que le otorgan especial rapidez de movimientos. Frecuentemente es requerido por Zeus para que le preste algún servicio, aunque todos los dioses se valen de él en alguna ocasión. Homero relata como Hermes fue en busca de la ninfa Calipso para terminar con la cautividad de Ulises: "Ata a sus pies las bellas y divinas sandalias de oro que lo llevan, ya sobre las olas, ya sobre la tierra inmensa, tan rápido como el soplo de los vientos. coge en seguida el ramo que le sirve a medida de sus deseos para encantar a los dioses de los humanos o para despertar a los que han sido dominados por el sueño. Con esta varita en la mano, Hermes emprende su vuelo; desciende en la Pieria; del éter cae sobre las olas y se lanza como gaviota que a lo largo de los temidos golfos del mar inagotable persigue a los peces y hunde sus fuertes alas en la salada espuma. Así, el dios de desliza por la inmensidad de las olas." La varita a la que se refiere Homero, fue posteriormente perfeccionada. Primero se convirtió en una recta barra terminada en un arabesco que, más tarde, pasó a convertirse en dos serpientes enrolladas a lo largo del caduceo.
    La influencia de Hermes sobre los mortales fue enorme. A él se deban multitud de conocimientos, como la escritura, que trasladó a los egipcios apenas inventada; la astronomía y las matemáticas; la música, puesto que inventó la lira que regaló a su hermano Apolo, así como la flauta y la siringa. Era igualmente el dios del comercio y de las leyes. Adorado especialmente por los comerciantes, cuya fama de ladrones era común, vino a ser también el dios protector de los ladrones.
    Amparaba muy especialmente Hermes a los que viajaban por los caminos, y esta ayuda era agradecida simbólicamente por medio de las hermas. Las hermas eran un montón de piedras, una especie de postes indicadores, que se iban formando piedra a piedra al ser éstas arrojadas por los caminantes. Con ello, el viajero cumplía un doble fin, agasajando al dios y ayudando a los caminantes a conocer el camino. Con la piedra arrojada a la herma, el viajero se despojaba del cansancio. Poco a poco creció la importancia de las hermas.Cada vez adquirieron mayor tamaño y terminaron por verse coronadas por la cabeza del dios, hasta que fueron sustituidas por indicaciones más artísticas --aunque continuaron conservando el nombre de herma--. Era deber del caminante ir cumpliendo el debido tributo al dios protector, que de aquel modo vio su busto reproducido en todas partes.
    En cuanto a los amores de Hermes, el himno homérico le considera padre de Pan: "Habiéndole sobrevivido la languidez del deseo, consumíase de pena, por lo que se unió a la ninfa Driope. Consumado el matrimonio floreciente, la ninfa dio a luz en su casa al hijo querido de Hermes, prodigioso a primera vista, dios con los pies de cabra, bicorne, enamorado de las danzas bulliciosas y dulcemente risueño. La madre dio un salto y huyó, y la nodriza abandonó al niño, sobrecogida de temor al ver su rostro duro y barbado. El benévolo Hermes lo recogió en seguida en sus manos y rebosante de alegría su alma, se apresuró a llevarlo a la mansión de los inmortales después de haberlo envuelto en la piel velluda de una libre montana".
    Ares es un dios diferente a los demás pobladores del Olimpo.No despierta si el sentimiento de amor ni el de la benevolencia. Protector de la guerra, es un ser brutal, capaz de atacar a los mismos a quienes ha prometido su protección. En la Iliada, el padre Zeus de dirige a él en estos términos:"Divinidad inconstante, tú eres el más odioso de los olímpicos: sin cesar te complaces en las discordias, en los combates, en las disputas...Cruel como eres, si hubieras salido de otra divinidad, hace tiempo que hubieras descendido a la última categoría de los moradores del cielo". Mejor trato recibe Ares en el himno homérico hecho en su honor: "¡Poderosísimo Ares, carga con los carros de guerra, dios del áureo casco, de alma impetuosa, portaescudo, salvador de las ciudades, armado de bronce, de robusta mano, infatigable, fuerte por tu lanza, defensa del Olimpo, padre la belicosa victoria, auxiliar de Temis, tirano de los rebeldes, jefe de los justos, rey del valor, escucha, aliado de los mortales, dispensador de la valerosa adolescencia..., hay que yo pueda sacudir de mi cabeza la triste timidez y también poder dominar en mi espíritu los engañadores anhelos del alma; además, refrena la acre cólera que me impulsaría a comprometerme en horribles combates..., dame el verdadero valor; concédeme vivir bajo las dulces leyes de la paz, después de haber escapado de las batallas contra los enemigos y de las Moíras violentas!"
    Respecto a su nacimiento, parece que Ares fue el único hijo legítimo de Zeus. En la Iliada, al padre de los dioses le apostrofa: "Tu eres mi hijo y es mi esposa la que te ha dado a luz", como final de un coloquio en el que el padre dice al hijo: "Tu tienes el espíritu inflexible e intratable de tu madre, a quien a duras penas consigo dominar con mis reprimendas; supongo que ahora sufres por haber seguido sus lecciones".
    Aunque el cruel Ares nos sostiene relaciones cordiales con ninguno de los moradores del Olimpo, Con Atenea tiene especial enemistad. Cierto que la diosa es protectora de la guerra, más sus intervenciones son siempre con un carácter de nobleza y de combatividad que nada tiene que ver con el despotismo y la brutalidad del dios. En la guerra de Troya, se pone del lado de los troyanos y tiene que enfrentarse a Atenea, que estuvo siempre de parte de los griegos. En la Iliada, Homero nos describe el encuentro definitivo: "De pronto los dioses se embisten con terrible estrépito, chocan unos con otros y Ares, destructor de la armadura, lanzándose jabalina en mano contra Atenea, le dirige estas ultrajantes palabras: "¿Por qué, perra impúdica, introduces la discordia entre los dioses? Ta audacia es insaciable y tu corazón está henchido de orgullo...Ahora expiarás todo el mal que has hecho". y diciendo esto, golpea la égida, arma espantosa que resistía incluso a los rayos de Zeus. El sanguinario Ares la hiere con su gran jabalina. La diosa retrocede y con vigorosa mano coge una enorme piedra de la llanura que antiguamente habían colocado allí los primeros hombres para marcar el límite del campo. La arroja y alcanza en la garganta al dios de la guerra, cuyas rodillas se doblan. Cae y cubre siete yagudas: su cabellera está manchada de polvo. "Afrodita" coge por la mano al dios herido, que lanza profundos suspiros, y le cuesta trabajo reanimar su espíritu. Quiere llevarlo lejos del campo de batalla, pero instigada por Hera, Atenea "deja caer su mano sobre el seno de la diosa, que siente desfallecer su corazón y doblarse de rodillas.Las dos deidades vencidas yacen extendidas sobre los fértiles surcos".
    Especialmente interesante es la leyenda que comparte Cadmo, fundador de la ciudad de Tebas, con el formidable dios de la guerra. Ares se enemistó con él por haber éste matado a un dragón que asolaba el país y que era hijo de Ares y de la ninfa Telfusa. Como explicación, el mortal tuvo que ponerse al servicio del dios durante un año. Le fueron entregados la mitad de los dientes del dragón, y por orden de Ares sembró todos ellos. De la tierra salieron hombres de formidable aspecto y perfectamente armados. Cadmo se asustó y los apedreó. Cuando los enormes seres se vieron provocados,entablaron entre ellos una formidable lucha que terminó con la muerte de todos, excepto de cinco, los conocidos con el nombre de Espartos y que fueron hechos ciudadanos de la ciudad fundada por Cadmo.
    Cuando Ares se reconcilió con Cadmo, éste le entregó a su hija Harmonía, con quien se casó celebrando una magnífica fiesta a la que asistieron todos los dioses.
    Afrodita, la deidad del amor, siempre demostró especial predilección por los guerreros. Según la leyenda más  difundida, Afrodita esa esposa de Hefesto, cuyo lecho profanó para tener en él amores con la bella diosa. Pero Helios, el Sol, avisó de ello a Hefesto, quien inmediatamente ardió en deseos de venganza. Para ello, se dirigió a su fragua, y allí forjó unas ligaduras que no podían desatarse ni romper por medio alguno. Después regresa a su palacio y rodea el lecho con una tela de araña formada por el prodigioso lazo. Se marcha después a Lemnos y Ares que vigila todos sus movimientos, vuelve entonces al tálamo, donde le espera la gentil Afrodita. Cogiéndola de la mano, le susurra:
    "--Ven, mi bien amada, vayamos a echarnos en el lecho. Hefesto ya no está entre nosotros y con toda seguridad se encuentra en Lemnos, en casa de los sintianos de bárbaro lenguaje--. Y la diosa le parece dulce dormir con él. Suben ambos al lecho y de pronto los hilillos, hábilmente preparados por el ingenioso artesano, caen alrededor. No pueden moverse no deshacerse de ellos, y los dos comprenden que no tienen escapatoria posible".
    Entonces Hefesto, que ha regresado al escenario de los hechos, convoca a todos los dioses para que presencien el espectáculo de los infieles. "Poderoso Zeus --dice--, y vosotros, venturosos inmortales, venid, acudid a divertiros y a indignaros. A causa de mi deformidad, la hija de Zeus, Afrodita, me desprecia siempre y tiene amores con el feroz Ares, que es bello y ágil, mientras que yo me encuentro enfermo; pero no es culpa mía, sino de mis padres, que no hubieran debido engendrarme. Ved cómo se han dormido en mi lecho mientras se acariciaban; me siento afligido al mirarlos, pero espero que pronto no apetecerán más este reposo ni un momento, y estarán hartos del lecho aunque se amen". En efecto, acuden todos los dioses, aunque las diosas permanecen en sus moradas por pudor. Ante aquel espectáculo, presenciado no sin ciertas sonrisas burlonas por los moradores del Olimpo, Hefesto accede, por petición de varias divinidades, a que los amantes sean liberados. Como castigo, Afrodita es enviada a la isla de Chipre, en tanto que Ares huye a Tracia país que siempre le había complacido y del que se decía que era natural.
    La diosa de la belleza y del amor, de la generación y de la fecundidad, es, como se ha dicho, Afrodita, cuyo imperio abarca los espacios celestes, el mar y la tierra. "Querida hija, los trabajos de la guerra no te han sido confiados, déjalos a Ares, a Atenea; ocúpate tú de los deseos y de las obras del himineo". le dice su padre en la Iliada. Afrodita es protectora del matrimonio legítimo lo mismo que del amor carnal; desata pasiones desenfrenadas, y su belleza física  insuperable entre las diosas del Olimpo, inspiró numerosas obras de arte a los más reputados artistas griegos.
    El himno homérico dedicado a Afrodita, nos relata las circunstancias de su nacimiento: "...el húmedo soplo del céfiro la empujó sobre la blanda espuma a través de las olas del mar de tumultuosos ruidos. Las Horas la acogieron alegremente con cintas de oro y la envolvieron con vestiduras inmortales; colocaron en su cabeza una corona de brillante oro, maravillosamente trabajada; pasaron por sus horadas orejas flores de oricalco y de oro precioso; adornaron su delicado cuello y su níveo seno con collares de oro, de que estaban asimismo adornadas cuando se mezclaron en el palacio de su padre con los graciosos coros de las divinidades. Pero muy pronto terminaron su tocado: entonces, la conducen entre los inmortales; a su aparición, todos la saludan y le tienden la mano; todos desean tomarla por esposa y llevársela a su morada; todos están asombrados de la belleza de Citerea, coronada de violetas".
    La leyenda más común era que el origen de Afrodita fue causado por la sangre procedente de la mutilación de Urano, referida al principio, y que cayó en el mar. Afrodita estaba, por su mismo origen, destinada a ser la deidad de la voluptuosidad. Allí donde pisaba iba creciendo la hierba, y tomó los nombres de Citerea por haberse acercado a Citerea y de Cipria por haberse acercado a la isla de Chipre.
    El mito de Adonis es uno de los más importantes referidos a Afrodita. Como la virgen Mirra no la hubiera rendido culto, inspiró en ella una ciega pasión por su padre, Teias, rey de Asiria. Durante doce noches consigue satisfacer sus ilícitos deseos gracias a la complicidad de su nodriza, pero el padre termina por advertir que está cometiendo un involuntario incesto, y entonces intenta atravesar a su hija con la espada.Espantada la joven, invoca ayuda a los dioses, que la escuchan y la hacen desaparecer convirtiéndola en el árbol que llevará su nombre, mirra...Trascurridos diez meses, el árbol se entreabre y de él sale un muchacho cuya excepcional belleza seduce a Afrodita, que lo oculta de la mirada de los demás encerrándole en un cofre que entrega a Perséfone para que lo custodie. Sin embargo, su guardiana se enamora igualmente de Adonis y, cuando Afrodita se lo reclama, ella se niega a entregarlo. Acuden entonces ambas a Zeus para que haga de mediador, y éste, según relata Apolodoro de Atenas, "dividió el año en tres partes; una de ellas estaría a disposición de Adonis; debía pasar otra con Perséfone y la tercera con Afrodita. Pero Adonis dio a esta diosa la parte del año que le quedaba libre".
    Adonis era un apasionado de la caza, y en ella encontró la muerte. Hallándose en día en el campo, un jabalí ale dio una terrible dentellada en el cuello que le abatió en estado de agonía. Afrodita presenció desde lejos la escena y corrió presurosa a ayudarle. En su precipitación, olvidó calzarse y una espina de un rosal se le clavó en un pie. Desde entonces las rosas, que siempre habían sido blancas, adquirieron el color rojo. La rapidez de la diosa en llegar al encuentro de su amado fue inútil y no pudo evitar su muerte. Colocó se cadáver sobre unas lechugas, que desde entonces recibieron virtudes afrodisíacas. De las lágrimas de dolor vertidas ante el fallecido, brotó la anémona.
    Varias leyendas refieren el hecho del jabalí, y lo mismo se atribuye la muerte de Adonis a Ares, que, celoso, se metamorfoseó en aquel animal, que a Apolo, que se sirvió del mismo procedimiento para vengar a su hijo Erimanto, a quien la diosa había dejado ciego el día en que aquél la vio en el baño entre los brazos de Adonis.
    Personaje a quien se rendía un especial culto en Grecia, Adonis era objeto de la más ferviente admiración. En su honor se celebraban unas fiestas, las Adonias, en las que jugaban las mujeres el papel más importante.
    Hemafrodito es un personaje singular en la mitología griega, y dio nombre a la práctica o cualidad del hemafroditismo.Era hijo de Afrodita y de Hermes. Su parecido con los padres era notable, razón por la que le dieron sus dos nombres. En cierta ocasión, llegó a Caria, donde moraba una hermosa ninfa, Salmacia, quien apenas verlo quedó prendada de él. Según nos relata Ovidio, "antes de acercársele, a pesar de su viva impaciencia, arregla con arte su tocado, recorre con los ojos los pliegues de su vestido; puede, en fin, parecer bella". Después, y una vez que se ha acercado a él, le dice: "Niño, mereces ser tomado por un dios...¡Mil veces más dichosa demás la que es tu compañera o para la que te dignarás encender la antorcha de himeneo! Si la has elegido ya, un dulce hurto sea el premio de mi ternura; si tu elección no esta aún hecha, puedo yo fijarla y compartir contigo el mismo lecho". Como el muchacho no accediese a los deseos de la ninfa, ésta fingió alejarse.Creyendo que estaba solo, Hemafrodito se desnudó para darse un baño en el hermoso lago que allí había, cuyo cristal dejaba ver el fondo de las aguas.Una vez sumergido en él, "Salmacia se extasía. La vista de tantos encantos enciende en su alma deseos abrasadores. Sus ojos chispean, como resplandecientes rayos que refleja un espejo expuesto al sol. Difícilmente puede contenerse, a duras penas puede retardar su dicha: siente ansias de volar a sus brazos, ya no puede dominar sus deseos. Arrojándose al agua tras Hemafrodito, lo coge a pesar de su resistencia, le arrebata los besos que él le niega, enlaza con los suyos sus brazos, oprime su rebelde pecho y poco a poco lo envuelve por entero".
    Como la resistencia de Hemafrodito no cediera, la hermosa ninfa le dice: "¡ Inútilmente te resistes, cruel! No te escaparás de mí. ¡Dioses, ordenad que nada pueda separarle de mí, ni a mí de él!"Los dioses han oído sus súplica: los dos cuerpos, juntándose, no forman más que uno; a la manera que vemos dos ramas pegadas una a la otra crecer bajo la misma corteza y desarrollándose juntas, así la ninfa y el pastor, estrechamente unidos por sus abrazos, no son ya dos cuerpos distintos; bajo una doble forma, ni son hombre, ni son mujer: parece no tener ningún sexo y tenerlos ambos. Viendo que en el seno de las aguas a las que descendió siendo hombre se ha convertido en medio mujer, y que sus miembros han perdido su vigor, Hemafrodito levanta los brazos al cielo y exclama con voz que nada tiene de varonil: "Conceded una gracia a vuestro hijo, que lleva vuestro nombre, ¡oh padre!, ¡oh madre! Que todo hombre, después de haberse bañado en esta agua, no tenga al salir más que la mitad de su sexo: que pueda ella, al tocarlo, destruir instantáneamente su vigor". Los autores de sus días, sensibles a la solicitud accedieron a este deseo; acogiendo a su hijo para consolarle en su desgracia, y vertieron sobre aquellas aguas una esencia desconocida.
    El personaje del Olimpo privado de toda majestuosidad, a quien todos hacen burla, a quien su padre Zeus siente desprecio, es Hefesto. Creador del fuego, es, por tanto, generador de toda civilización.Padece de fatiga física, lo que le hace muy popular entre determinadas corporaciones, aunque el mismo tiempo pierde prestigio como divinidad.
    Hefesto era hermano de Atenea, y por tanto hijo legítimo de Zeus y de Hera. Pero al contrario que su hermana, su nacimiento no fue saludado con demasiado júbilo. En himno homérico a Apolo, la propia Hera dice: "Solo entre los mortales, mi hijo Hefesto está enfermo y tienes los pies torcidos, porque en cuanto lo hube dado a luz yo misma, cogiéndolo con mis manos, lo precipité al vasto océano; sin embargo, la hija de Nereo, Tetis, la de los pies argénteos, lo recogió y, junto con sus hermanas, le prodigó cuidados". En efecto, Hefestos confirma esta narración en la Iliada: "Ella me salvó (Tetis) cuando caído de lo alto, me vinieron los dolores por deseo de mi madre (que deseaba ocultar mi enfermedad). Yo habría padecido males infinitos si Tetis, si Euricome, hijas del océano de los grandes reflujos, no me hubieran recibido en su seno". 
    A pesar del comportamiento que con él tuvieron sus progenitores, Hefesto demostró en varias ocasiones su amor hacia ellos. En la Iliada, tiene palabras de consuelo para su madre, que recibe la ira de Zeus: "Todos los dioses moradores del cielo gimieron en el palacio de Zeus. Pero Hefesto, el ilustre artesano, tomó el primero la palabra para consolar a su querida madre, la de los brazos de nieve, Hera:
    "--¡Ah! Ciertamente, males espantosos, intolerables, ocurrirán si vosotros disputáis sí por causa de los mortales y promovéis alborotos entre los dioses; ni siquiera en el banquete se hallará placer alguno, porque prevalece el mal.Yo aconsejo a mi madre, aunque ya ella tiene juicio, que obsequie al padre, Zeus, para que no vuelva a reñirla y echarnos a perder el festín. Pues si el Olímpico fulminador quiere echarnos del asiento..., nos aventaja mucho en poder. Pero si le halaga con palabras cariñosas, en seguida el Olímpico nos será propicio.
    " De este modo habló, y tomando una copa de doble asa, la ofreció a su madre diciendo:
    "--Sufre, madre mía, y sopórtalo todo, aunque estés afligida; que a ti, tan querida, no te vean mis ojos apaleada sin que pueda socorrerte, porque es difícil contrarrestar al Olímpico. Ya otra vez que quise defenderte me asió por el pie y me arrojó de los divinos umbrales. Todo el día estuve rodando, y a la puesta del sol caí en Lemnos. Un poco de vida me quedaba, y los sinties me recogieron tan pronto como hube caído".
    Como se ve , el cariño que sentía Hefesto por su madre era infinito. En cuanto a las relaciones con su padre, recordemos que éste acudió a él cuando, próximo a dar a luz a Atenea, pidió que Hefesto le asestara un hachazo en la cabeza, produciéndole la hendidura por donde nació la diosa.
    Al dios cojo, al contrario que el resto de sus compañeros del Olimpo, no le atribuyeron los griegos demasiadas aventuras amorosas. Esposo de Afrodita, fue engañado por ésta con Ares. Aunque las fuentes se contradicen, parece que la más extendida opinión era que Eros fue fruto del matrimonio de Hefesto, quien tuvo también como hijo al pérfido Perifetes, bandido que asolaba los caminos golpeando brutalmente a los caminantes con una gran maza.
    Hefesto constituye una de las figuras cuyo antropomorfismo estuvo más desarrollado. Es la deidad que más se aproxima al hombre y, aun cuando se principal atributo es el de creador del fuego, su representación más común es como herrero forjando magníficos objetos junto al yunque. Cuando Hera sorprende a Aquiles, el héroe de la guerra de Troya, luchando desigualmente con el río Janto, solicita ayuda al "divino herrero". La intervención de éste nos ha sido narrada por Homero:
    Ya Hefesto ha encendido sus fuegos divinos: de pronto, los dirige por el campo y quema los innumerables cadáveres que yacen revueltos desde que Aquiles los hiriera; en un instante, la tierra se deseca y la inundación es contenida. A la manera que el otoño seca Bóreas prontamente los campos que la lluvia ha humedecido y alboroza al labrador, así Hefesto sanea por completo la llanura y consume los cadáveres: después, vuelve contra Janto sus dardos flamígeros. Los olmos se inflaman, luego los sauces, los tamarindos, los lotos, los juncos, la juncia, todas las bellas plantas que crecen en las orillas en la orilla del río. Las anguilas, los peces, suben y se sumergen aquí y allá, en lo más profundo de sus olas y de sus remolinos, abrumados por el soplo de Hefesto. Hasta el mismo río siente sur ardores.
    En su taller de bronce, donde era capaz de fabricar prodigiosos e indestructibles objetos, Hefesto trabaja como un obrero, aunque el fruto de sus esfuerzos sea muy superior al de aquellos. Muchas divinidades recibieron regalos de él; Zeus el cetro y la égida, Démeter la hoz, Apolo y Artemis las flechas de sus carcajes, Atenas los címbalos argénteos que regaló después a Heracles, quien a su vez recibió del divino herrero una coraza de oro. A Helios y a Dionisio, les había regalado sendas copas de oro; a Ariadna, una diadema; y a Cadmo, un collar.



    martes, 22 de julio de 2014

    Importancia de la Mitologia Griega


    La mitología griega es el cuerpo de historias pertenecientes a los antiguos griegos que tratan de sus dioses y héroes, la naturaleza del mundo y los orígenes y significado de sus propios cultos y prácticas rituales. Los investigadores modernos acudieron a los mitos y los estudiaron en un intento por arrojar luz sobre las instituciones religiosas y políticas de la antigua Grecia y, en general, sobre la antigua civilización griega, así como para entender mejor la naturaleza de la propia creación de los mitos. 

    La mitología griega consiste implícitamente en una extensa colección de relatos e implícitamente en artes figurativos, como cerámica pintada y ofrendas votivas. Los mitos griegos explican los orígenes del mundo y detallan las vidas y aventuras de una amplia variedad de dioses, héroes y otras criaturas mitológicas. Estos relatos fueron originalmente difundidos en una tradición poética oral, si bien actualmente los mitos se conocen principalmente gracias a la literatura griega. Las fuentes literarias más antiguas conocidas, los poemas épicos La Ilíada y La Odisea, se centran en los sucesos en torno a la Guerra de Troya. Dos poemas del casi contemporáneo de Homero Hesíodo, la Teogonía y Los trabajos y los días, contienen relatos sobre la génesis del mundo, la sucesión de gobernantes divinos, la sucesión de épocas humanas, el origen de las tragedias humanas y de las prácticas de sacrificios. También se conservaron mitos en los himnos homéricos, en fragmentos de poesía épica del ciclo troyano, en poemas líricos, en las obras de los dramaturgos del siglo V adC, en escritos de los investigadores y poetas del período helenístico y en escritores de la época del Imperio Romano, por ejemplo Plutarco y Pausanias. 

    Los hallazgos arqueológicos son una fuente principal de detalles mitológicos sobre dioses y héroes, presentes prominentemente en la decoración de muchos objetos: diseños geométricos sobre cerámica del siglo VIII adC representan escenas del ciclo troyano, así como aventuras de Heracles. En los subsiguientes periodos arcaico, clásico y helenístico aparecen escenas mitológicas homéricas y de otras varias fuentes para complementar la evidencia literaria existente. 

    La mitología griega ha tenido una amplia influencia sobre la cultura, el arte y la literatura de la civilización occidental, y sigue siendo parte de la cultura y lenguaje occidentales. Poetas y artistas han hallado inspiración en ella desde las épocas antiguas hasta la actualidad y han descubierto significado y relevancia contemporáneos en los temas mitológicos clásicos. 




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    Zeus, hijo de los titanes Crono y Rea, es el dios del cielo y soberano de los dioses Olímpicos; su nombre significa "brillante", y se lo considera padre de los dioses y mortales. No fue el creador de las razas divina y humana; era su padre, en el sentido de protector. Zeus es el dios del firmamento y sus fenómenos, la lluvia, el trueno y el rayo; sus títulos aluden a esto: Ombrio (Llovedor), Urio (Viento Favorable), Astrapé (Relampagueador), Bronton (Atronador), Georgos (Agricultor). Su arma principal era la Égida, su ave, el águila, su árbol, el roble. Zeus tiene parte en el  de los mortales; tenía en su palacio dos jarras, una contenía los bienes y otra los males; normalmente sacaba alternativamente una y otra para cada hombre, pero en ocasiones saca sólo bienes o sólo males, con lo que el destino del mortal puede ser extraordinario o funesto. En el arte se representa a Zeus como una figura majestuosa, de  o sentado, generalmente vestido desde la  hacia abajo, llevando en la mano el cetro o el rayo o ambas cosas a la vez, y asistido por un águila.
    Los romanos identificaban a Zeus con Júpiter, y asignaban al dios romano los atributos de la divinidad griega, pero en el culto se mantuvo esencialmente libre de la influencia helenizante. Como protector de Roma se lo llama Júpiter Optimus Maximus ("el mejor y más alto"); como Júpiter Fidius era guardián de la ley, defensor de la verdad y protector de la justicia y la virtud. Con las diosas Juno y Minerva, Júpiter formaba la tríada que constituía el culto central del Estado romano.
    Casado con su hermana Hera, Zeus es padre de Ares, dios de la guerra; de Hebe, diosa de la juventud y de Ilitía, diosa del parto; y a veces, de Hefesto, dios del fuego; al mismo tiempo, se describen las aventuras amorosas de Zeus, sin distinción de sexo (Ganimedes), y los recursos de que se sirve para ocultarlas a su esposa Hera. Son numerosas sus relaciones con diosas y  mortales, de quienes ha obtenido descendencia dispersa por doquier en la geografía mítica de la antigua Grecia; Zeus es el padre de grandes héroes como Heracles y Perseo. Estos amoríos con mortales se explican a veces por el deseo de los antiguos griegos de vanagloriarse de su linaje divino.
    Unión con diosas
    Unión con mortales
    Descendencia
    Madre
    Descendencia
    Dione
    Afrodita
    Alcmena
    Heracles
    Temis
    Horas (Estaciones), Moiras (Parcas)
    Ío
    Épafo
    Eurínome
    Cárites (Gracias)
    Minos, Radamantis, Sarpedón
    Deméter
    Perséfone
    Sémele
    Dionisio
    Mnemóside
    Musas
    Dánae
    Perseo
    Leto
    Artemisa, Apolo
    Antíope
    Anfión, Zeto
    Maya
    Hermes
    Níobe
    Argos, Pelasgo
    Hera
    Ares, Hebe, Ilitía
    Egina
    Eaco
    Temis
    Atenea
    Electra
    Dárdano
    Leda
    Pólux, Helena
    Pluto
    Tántalo
    Táigete
    Lacemedonte
    Calisto
    Árcade

    Poseidón

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    Poseidón, hermano de Zeus, es el dios de los mares; su nombre significa "esposo de Da", siendo Da un nombre prehelénico de la diosa de la tierra. Los romanos lo identificaron con Neptuno, deidad de las fuentes y corrientes de agua. De carácter violento y malhumorado, algunos de sus títulos son Geáco, (Sostenedor de la tierra), Ennosígaios (El que sacude la tierra), Proclistio (El Inundador), Pétreo (El de la Roca), Kyanochaites (El de azulada cabellera), Hippos (El de los Caballos), Fitalmio (Alimentador de las plantas). Es una figura de salvaje majestad, representada como de fuerza extraordinaria y prodigiosa velocidad; cuando desciende del Olimpo, su hermano Hades teme que vaya a resquebrajar la tierra por encima de su reino subterráneo; en cuatro zancadas es capaz de atravesar el mar desde Samotracia hasta Ege, donde está su palacio submarino. Su animal simbólico es el caballo, que representa su poder en tierra firme. Es él quien provoca los terremotos y maremotos, y en calidad de ello se atribuye a Poseidón la creación de algunas sorprendentes formaciones, sobre todo el desfiladero del Peneo, paso natural que hace salir las  de la llanura de Tesalia. En arte es representado como una figura alta y majestuosa, algo parecida a Zeus en su aspecto general, pero que se distingue por su emblema, el tridente, y por su apariencia más salvaje y más tosca, con largo cabello y barba desordenada; a menudo aparece acompañado de un delfín, o bien montando un carro tirado por briosos monstruos marinos.
    Poseidón era esposo de Anfitrite, una de las nereidas, con quien tuvo un hijo, Tritón. Sin embargo, tuvo otros numerosos amores, especialmente con ninfas de los manantiales y las fuentes, y fue padre de varios hijos famosos por su salvajismo y crueldad, entre ellos el gigante Orión y el cíclope Polifemo. Poseidón y la gorgona Medusa fueron los padres de Pegaso, el famoso caballo alado. Pero también es el padre de grandes héroes, como Teseo, el ateniense, y de otros héroes locales, como Neleo y Pelias.

    Hades

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    El tercero de los hermanos, Hades (el Invisible), es el dios del mundo de los muertos, denominado adecuadamente "morada de Hades". Es sombrío en su carácter y en sus funciones, severamente justo e inexorable en sus designios; su reino subterráneo es un lugar de tormento para los malvados, pero él no es enemigo de la humanidad, no se complace en la maldad, y puede premiar a los buenos de la misma manera que puede castigar a los malos. Es un dios terrible, pero no es un dios maligno. Al mismo Hades se le dan varios nombres que evitan referirse directamente a la muerte, tales como Poligdemon (Hospitalario), Eubeo (El de Prudente Consejo) o Edoneo (El Benefactor). Se creía que él otorgaba los beneficios ocultos de la tierra, tales como la riqueza mineral y las cosechas, por lo que era conocido también como Dis u Orcus, el dador de riqueza. Hades no participaba en las guerras y conflictos de los hombres, y no tiene ninguna relación con ellos, al contrario que la mayoría de los dioses, pues él reina sobre los muertos y nunca abandona su palacio de tinieblas. En Roma, se le conocía como Plutón ("el Rico"), porque se creía que tanto las cosechas como los metales preciosos provenían de su reino bajo la tierra; y el nombre de su esposa, Perséfone (a quien había raptado del mundo superior), fue cambiado en Proserpina. Siendo poco adorado, sus representaciones en el arte son escasas; cuando aparece, su forma y rasgos difieren de los de Zeus, excepto en la expresión, que siempre aparece sombría o amenazante.
    No son muchos los héroes que se atrevieron a llegar en vida al mundo de los muertos, y quienes lo hicieron fue por un mandato o una disposición especial. Así le sucedió al mítico cantor Orfeo, que fue a buscar a su mujer Eurídice; también Heracles, en el último de sus doce trabajos, descendió al infierno para capturar a Cerbero, al tiempo que rescató a su amigo Teseo; Odiseo fue otro de los héroes que bajó para consultar al alma del adivino Tiresias; más tarde iría al infierno Eneas para entrevistarse con su difunto padre Anquises sobre el advenimiento de la historia romana; y siglos después se cuenta que el poeta Dante atravesó el tenebroso reino subterráneo guiado por Virgilio.

    Hera

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    La diosa Hera, hermana y consorte oficial de Zeus, es la reina del Olimpo. Aunque de carácter malévolamente celoso y vengativo, debido a los deslices amorosos de su marido, es una diosa de la tierra y está profundamente relacionada con la fertilidad de las mujeres; ella rige el matrimonio (llamándose entonces Hera Ziguía, "la del yugo", refiriéndose al vínculo conyugal). Su epíteto constante es Boopis (La de ojos de vaca), y tiene a la vaca y el pavo real como sus animales simbólicos. En Roma Hera es identificada con Juno, y se la veneraba bajo diferentes nombres: como Juno Pronuba presidía los casamientos, como Juno Lucina ayudaba a las mujeres en el parto, como Juno Regina era la consejera y protectora especial del Estado romano. El arte la representa como una figura alta y majestuosa, generalmente vestida del todo, coronada con una especie de diadema (adorno que indicaba rango elevado pero que no era forzosamente un distintivo de soberanía) o una corona y un cetro.
    Hera es madre de Ares, Hebe, Ilitía y Hefesto. Es una diosa dura y obstinada en sus odios hacia las amantes y los hijos de su marido. Nunca olvidó una injuria y se la conocía por su naturaleza vengativa. En la tradición griega, casi todos sus decretos y disposiciones se hacían mediante la intervención de su sierva Iris, hija de Taumante y Electra. El hecho de ser Iris la divinidad que personificaba el arco iris (muy relacionado con la lluvia), vincula a la diosa con los fenómenos atmosféricos. En este sentido, el carácter violento de Hera constituye la personificación de los trastornos atmosféricos.

    Deméter

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    Deméter, hermana de Hera y, en una ocasión, amante de Zeus, es la diosa de los granos y de las cosechas, sobre cuyos ciclos regía; su naturaleza la convierte en una deidad de la fertilidad, la agricultura, la naturaleza y las estaciones del año. En Roma se veneraba a Deméter y a su hija Perséfone con los nombres de Ceres y Proserpina, y de la primera deriva la palabra "cereal". Los atributos de Deméter son la espiga, el narciso y la adormidera; se la representa a menudo sentada con antorchas o con una serpiente.
    Perséfone, posee un carácter doble, como diosa de los muertos y como diosa de la fertilidad de la tierra; en calidad de esto último, encarna el grano maduro, como lo hace su madre con el grano verde. Como diosa se los muertos y de la fertilidad de la tierra, Perséfone era la personificación de la renovación de la tierra en primavera; su estancia en el Hades explica los ciclos de la naturaleza, la vegetación y la agricultura. Los ritos de los misterios de Eleusis, en el santuario e esta ciudad cercana a Atenas, se celebraban en su honor y en el de su madre.

    Afrodita

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    Afrodita, hija de Zeus y Dione, es la diosa del amor, la belleza y la sensualidad. Su nombre proviene de la raíz griega aphros (espuma), al parecer por su nacimiento mítico en el mar. Tras nacer, fue llevada a varios lugares, de ahí sus títulos tales como Afrogenia ("nacida de la espuma"), Ciprogenia ("nacida en Chipre"), Cipris ("Señora de Chipre"), Citerea ("criada en Citera"). En Esparta, Afrodita posee atributos de una diosa guerrera, razón por la cual es a menudo asociada con Ares, siendo éste el padre de Eros (el Cupido romano). En la filosofía platónica, Afrodita posee una doble naturaleza; Afrodita Urania (Celestial, Reina del Cielo) se relaciona con la parte poética y sensible del amor y con el matrimonio, mientras que Afrodita Pandemo ("de todo el pueblo"), rige la parte explícita del amor y el placer sexual. El arte más antiguo representa a esta diosa como un figura vestida, de bello rostro y cabello usualmente recogido hacia atrás, que posee cierta rígida dignidad; las representaciones posteriores son en su mayor parte figuras desnudas o casi desnudas, a menudo con una incitante acentuación de la sexualidad y de los atributos físicos (algo de ello puede notarse en sus títulos, tales como Calipigia, "de bellas nalgas"). De su nombre deriva la palabra "afrodisíaco".
    Los romanos identificaron a Afrodita con la deidad itálica Venus, personificación del poder que hacía que el suelo labrado y especialmente los jardines, tuvieran un aspecto hermoso (venustus), como cuando florecían. La diosa griega desplazó totalmente a esta insignificante diosa nativa, y dio el sello de su propio culto, en su forma más respetable, a la ciudad de Roma. En la época imperial, era venerada bajo diferentes aspectos: como Venus Genetrix, se identifica con la madre del héroe Eneas, el fundador del pueblo romano; como Venus Felix, es la portadora de buena fortuna; como Venus Victrix, la portadora de victoria; y como Venus Verticordia, la protectora de la castidad femenina.
    Afrodita es la esposa del feo y cojo Hefesto, aunque tuvo muchas relaciones adúlteras, con Hermes o con Dionisio, pero en especial con Ares; también era la rival de Perséfone por el amor del hermoso joven Adonis; también entregó sus dones amorosos al troyano Anquises, de quien engendró a Eneas, antepasado del pueblo romano. En tradiciones tardías, Eros, el Amor, es considerado hijo de Ares y Afrodita, aunque la leyenda más antigua hace de él una de las fuerzas primigenias de la naturaleza, hijo del Caos y encarnación del poder creativo del universo; su nombre ha pasado al lenguaje coloquial en los términos "erótico" o "erotismo". Cuando, en la época alejandrina, la idea del amor romántico estuvo en auge, se hizo habitual la representación en el arte de la pareja "Venus y Cupido". Para aquella época Eros aumentó su importancia, pero al mismo tiempo fue perdiendo dignidad; porque inicialmente era representado como un hermoso joven atleta (que a veces llevaba una flor, pero más comúnmente un arco y flechas), en lo posterior aparece como un niño, diminuto arquero con alas, caprichoso y travieso, que se complace en disparar sus invisibles flechas de amor tanto en los dioses como en los humanos.

    Atenea

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    Palas Atenea, que nació ya adulta de la frente de Zeus y fue su hija predilecta es, especialmente, la diosa protectora de la ciudad de Atenas, que lleva su nombre, y patrona de la industria y de las artes, a partir de lo cual evolucionó hacia la figura de una diosa de la sabiduría y la razón. Era también patrona del arte de la agricultura y de las labores femeninas, especialmente del hilado y el tejido. Entre sus dones al hombre estaban la invención del arado y la flauta y las artes de domesticación de animales, de construcción de barcos y de fabricación de zapatos. Se la asociaba a menudo con las aves, especialmente con la lechuza. Como diosa casta, recibió el título de Parthenos ("la virgen"). Era también diosa de la guerra, en el aspecto de las tácticas y las destrezas bélicas, y algunos de sus títulos dan testimonio de su carácter marcial, tales como Prómaco (Campeona), Estenias (Poderosa), Ares (Marcial o Compañera de Ares). El otro aspecto de su carácter, como protectora pacífica es evidenciado con los títulos de Políade (Diosa de la Ciudad), Bulea (Consejera), Ergane (Trabajadora), Cirotrofo (Alimentadora de Niños, título compartido por varias diosas). Desde Macedonia hasta Esparta, su importancia solamente era superada por la del propio Zeus, del cual lleva a menudo la Égida y el rayo. Zeus tiene un nombre especialmente favorito para ella, Glaucopis (La de ojos grises). El arte la representa como una virgen majestuosa, con rostro bello pero severo, y cuerpo fuerte pero gracioso. Normalmente lleva una armadura completa, con un yelmo, así como larga lanza y escudo, sobre el cual o sobre su coraza, se encuentra la tradicional cabeza de la Gorgona (gorgoneion). En Roma, fue identificada con la importante diosa Minerva, protectora de las artes y los oficios. Minerva, con Júpiter y Juno, era una de las tres deidades principales del Estado romano.
    Asociada con Atenea está una deidad menor llamada Niké ("victoriosa"), diosa de la victoria; es hija del titán Palante y de Estige. En el arte se la representa a veces alada y llevando una guirnalda o palma de la victoria. Niké es el epíteto de diversas diosas griegas, pero más exclusivamente de Atenea, por lo que, probablemente en su origen no sea más que uno de los títulos de la propia diosa.

    Artemisa

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    Artemisa, hija de Zeus y Leto, es una diosa interesada en la vida agreste (de ahí su título Agrotera, "la Cazadora") y particularmente en los niños pequeños y las crías de las bestias, especialmente de los osos. Por ello es una diosa del nacimiento, Loquia (La del Parto), Cirotrofo (Nodriza de Niños) y Polimastos (La de los muchos senos). Tradicionalmente amiga y protectora de la juventud, especialmente de las muchachas; es alabada por asegurar un parto apacible a sus favoritas, y si esto no era posible, entonces proporcionaba una muerte dulce y plácida a las muchachas jóvenes que mueren durante el parto. Amable en ocasiones, también es una diosa terrible, y en particular, cualquier muerte súbita, pero no violenta, entre las mujeres se atribuía a una flecha disparada con su arco. A Artemisa sólo le interesan los montes y los frondosos bosques que recorre con paso ligero blandiendo su arco; ningún blanco, hombre o animal, escapa a su certera mirada. Los dioses, a excepción de Hera, le tienen gran respeto a ella, a su madre Leto y a su hermano Apolo.
    El séquito de ninfas que siempre acompañaba a Artemisa en sus monterías estaba compuesto por muchas jóvenes doncellas, que habían de ser puras y cazadoras, al igual que su patrona. Artemisa fue identificada con la diosa romana Diana, deidad relacionada con la fecundidad y los partos, que absorbió la célebre figura de la virginal cazadora (Diane chasseresse), cuando su culto llegó a Roma. En el arte aparece representada como una mujer joven y hermosa, calzando borceguíes, con el quitón recogido hasta la rodilla, generalmente armada con el arco y la aljaba de flechas, y acompañada regularmente por un ciervo. Sobre su cabeza aparecen a menudo unos pequeños cuernos en forma de media luna, que en épocas posteriores representaron a la Luna, pero no forman parte de su tipo más antiguo. Como diosa de la luna, se la identificaba a veces con Selene, o con Febe la titana, la madre de su madre, y con su prima Hécate, hija de Asteria, hermana de su madre Leto.

    Apolo

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    Apolo, hermano gemelo de Artemisa, es el más típicamente griego de todos los dioses olímpicos; en la iconografía artística fue representado con mayor frecuencia que cualquier otra deidad. No tiene ningún equivalente o paralelo romano, aunque éstos solían llamarle con el nombre griego de Febo. Es el protector de la medicina, de la música, particularmente de la lira, y del arte de disparar con el arco; es quien promueve los actos violentos de los dioses para castigar a los mortales por sus actos impíos y blasfemos. También es profeta veraz e infalible, que conoce la voluntad de su padre Zeus y la revela a los humanos a través de sus numerosos oráculos, siendo el más importante el que estaba en Delfos, el sitio de su victoria sobre Pitón.
    Era también llamado Délico, de Delos, la isla de su nacimiento y el de su hermana Artemisa, y Pitio, por haber matado a Pitón. Nunca pierde su relación con los rebaños y pastores, siendo poderoso para enviar los lobos contra sus rebaños y también para mantenerlos alejados; esto concuerda con sus epítetos de Nomio (El de los pastos), Licio (dios Lobo) o Liceo (Matador de lobos), y con el atributo del arco, arma muy adecuada para enfrentar a los lobos y otros animales salvajes, llamándose entonces Kekebolos (El que flecha de lejos). Su hermana era la guardiana de las muchachas, mientras que Apolo protegía de modo especial a los muchachos. Siendo un dios de la luz y la verdad, solía otorgar el don de la profecía a aquellos mortales a los que amaba, como a la princesa troyana Casandra; también enseñó a los humanos el arte de la medicina. Corrientemente se le identifica con el Sol, debido a que ambos dioses eran arqueros. Su tipo evolucionado en el arte representa el tipo de la belleza masculina que ha alcanzado su desarrollo, pero aun posee toda la agilidad y el vigor de la juventud; generalmente su figura aparece imberbe y sosteniendo una lira o un arco.

    Hermes

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    Hermes (del griego hermeias, "roca", "piedra"), hijo de Zeus y Maya, es el dios de los comerciantes y ladrones, puede dar riquezas, con honra o sin ellas; en estas funciones destaca por su astucia, picardía y sagacidad, recibiendo el título de Polytropos (El de muchos engaños); es el dios de los ganados (Crióforo, o Moscóforo). Hermes se deleita en las asambleas de los hombres y en las deliberaciones de ellos, porque también es un dios de la elocuencia, tanto en prosa como en verso; se convirtió en el patrón de los intérpretes y traductores (la hermética, el arte de traducir e interpretar, está obviamente relacionada con él). Es, asimismo, el dios especial de los hombres jóvenes, y protector de los gimnasios y estadios (Agoraios). Como dios de los caminos era adorado en forma de un montón de piedras (hermas o hermai) que se ubicaba a un lado de las carreteras. Tampoco cesa su relación con los humanos cuando éstos mueren, porque Hermes es también el Guía de las Almas (Psicopompo) en la travesía que las lleva al tenebroso Hades; pero incluso así nunca es un dios sombrío y terrible, sino más bien cortés y amistoso. Pero su carácter principal es el de servidor y mensajero particular de Zeus, y en calidad de tal aparece, llevando el sombrero ancho (petasos) con el que los viajeros se resguardaban del sol, sandalias aladas y el bastón de heraldo (kerykeion, caduceus, caduceo; o varita mágica, con serpientes enrolladas y alas en la parte superior). En el primitivo arte griego, se representaba a Hermes como un hombre maduro y barbado; en el arte clásico, como un joven imberbe, atlético y gracioso (ephebos, efebo); más adelante, en la época helenística, aparece de nuevo con barba de mago, como Hermes Trimegisto ("tres veces grande"), asimilado al dios egipcio Thoth. Los romanos identificaron a Hermes con Mercurio, el dios local de los comerciantes y sus mercancías (merces).

    Dionisio

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    Dionisio (entre los romanos, Líber o Baco) es hijo de Zeus y de Sémele. Es el dios del vino, que enseñó a los mortales cómo cultivar la vid y cómo hacer vino. Posee una doble naturaleza: una como dios de la vegetación, específicamente de los frutos de los árboles, especialmente los racimos de uvas; su segunda caracterización apunta a una divinidad del arrebato místico que inspiraba cultos orgiásticos, de los que son ejemplo las ménades o bacantes. Sus epítetos son variados: Bromio (El bramador), Lieo o Líber (El que libera), Irafiotes (Cabrillo ritual), Ditirambo (Puerta de la vida y la muerte), Lysiponos (El que libera las penas). Dionisio era bueno y amable con quienes lo honraban, pero llevaba la locura y la destrucción a quienes lo despreciaban a él o a los rituales de su culto. Su séquito está formado por seres divinos, sátiros, silenos y ninfas, y adoradores humanos, llamados basárides, "portadores de piel", por la forma de su indumentaria ritual con pieles de ciervo, y finalmente ménades o lenas (literalmente, "mujeres locas"). Toda esta cohorte seguía a Dionisio entrando en un estado de enajenación mediante la danza extática y el uso del vino; eran capaces de realizar milagros, haciendo surgir del suelo fuentes de leche o vino; poseían una fuerza extraordinaria, capaz de despedazar con sólo las manos cabras, toros y seres humanos (sparagmós, descuartizamiento de la presa); el fuego no los quemaba ni las armas los herían; pero a pesar de su violencia, sentían una profunda simpatía por las crías de los animales, especialmente los cabritos y los cervatillos. El nombre romano de Baco se refiere a los fuertes gritos con los que se adoraba al dios en las bacanales, frenéticas celebraciones en su honor.
    Ocasionalmente, Dionisio es concebido en forma animal, siendo sus avatares más corrientes el toro, la cabra, la serpiente y el león. Sus símbolos son la vid, la piel de ciervo (nebris), el tirso (un bastón místico recubierto de enredadera), el mirto y la hiedra. A Dionisio se le representó en el arte, inicialmente como un adulto con barba con un cuerno de bebida y racimos de uvas, y después como un adolescente afeminado. De acuerdo con la tradición, Dionisio moría cada invierno y renacía en la primavera; para sus adeptos, este renacimiento cíclico, acompañado de la renovación estacional de los frutos de la tierra, encarnaba la promesa de la resurrección de los muertos.

    Ares

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    Ares es hijo de Zeus y Hera, que habita en Tracia, región salvaje del norte griego, donde viven las amazonas, su descendencia. Ares apadrina la guerra, como Atenea; pero a diferencia de ella, que se identifica con la guerra noble y táctica, Ares, agresivo y sanguinario, personificaba el terror y la brutal naturaleza de la guerra en su aspecto más duro; se complace con el derramamiento de sangre y el dolor de las víctimas; por ello era impopular tanto para los dioses como para los mortales. Entre las pocas deidades asociadas con él estaban su amante, Afrodita y deidades menores como Deimo (Temor) y Fobo (Terror), que lo acompañaban en batalla, como aurigas en su carro de combate. Sin embargo, aunque feroz y belicoso, Ares es poco más que un matasiete divino, que no era invencible (fue fácilmente encadenado por los alóadas, Oto y Efialtes), ni siquiera frente a los mortales, como cuando fue herido por Diomedes durante la guerra de Troya. En esto contrasta con el dios romano Marte, con el que se lo identifica, que es también un dios de la guerra, pero tiene además funciones agrícolas, siendo un dios del año, especialmente de la primavera; los nombres del día martes y del mes de marzo derivan del nombre de este dios; además su nombre latino legó la palabra "marcial". Una de las deidades romanas más importantes, se consideraba a Marte el padre del pueblo romano, porque era padre de Rómulo, el legendario fundador de Roma. En el arte, se lo representa bajo los rasgos de un hombre joven vestido a la usanza de un soldado griego, con coraza, casco, escudo y yelmo, aunque en ocasiones aparezca de forma poco convencional, tan sólo portando su escudo.

    Hefesto

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    Hefesto es el dios del fuego y de la metalurgia, tiene patronazgo sobre los metales. Es hijo de Zeus y Hera o bien, sólo hijo de Hera, que lo trajo al mundo mediante un contramilagro por el nacimiento de Atenea. Hefesto era el artesano de los dioses y les fabricaba armaduras, armas y joyas; se creía que su taller estaba bajo el monte Etna, volcán siciliano. Está casado con Afrodita y con Áglae, la más bella de las Cárites, aunque a diferencia de la mayoría de los maridos divinos, raramente fue licencioso. En Roma fue inadecuadamente identificado con Vulcano (del latín, volcanus, "volcán"); porque Hefesto era un dios forjador, mientras que Vulcano era una deidad asociada con el destructor fuego volcánico, y no tenía nada que ver con los usos industriales del fuego.

    Hestia

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    Hestia, cuya equivalente romana es Vesta, es hija de Crono y Rea. Personifica el Hogar Sagrado, adorado por numerosos pueblos, siendo éste el centro natural del culto familiar. Hestia presidía todos los fuegos de las aras de sacrificio y se le ofrecían plegarias antes y después de las comidas; su función era cuidar de la familia y de que el fuego sagrado del hogar esté siempre encendido, el cual si llegara a apagarse, supondría un terrible presagio de desgracias. En Roma sus sacerdotisas vírgenes, en número de seis, eran conocidas como vestales, y custodiaban la llama del templo redondo de Vesta, en el Foro romano, cuyo fuego, según se decía, lo había llevado desde Troya Eneas, el legendario fundador de Roma. El fuego del santuario era símbolo de la seguridad de la ciudad y lo custodiaban permanentemente las vestales, que lo conservaban encendido permanentemente y que servían durante periodos de treinta años (diez como novicias, diez como vestales y diez como supervisoras) sometidas a severas reglas; las vestales, como la propia Vesta, basaban sus poderes protectores en su pureza. Aunque Hestia aparece en muy pocos mitos, la mayoría de las ciudades tenían un hogar común donde ardía el fuego sagrado de esta diosa.

    Pan

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    Pan, hijo de Hermes y de la ninfa Dríope, es el dios de los bosques, los campos, y la fertilidad, adorado principalmente por los pastores y cabreros. Nació en Arcadia, siendo sus lugares preferidos eran las montañas, las cuevas y parajes agrestes. Es un músico magnífico, tañedor de su flauta de carriza o caramillo, que la inventó cuando la ninfa Siringe quedó convertida en cañas al tratar de huir de él. Pan gustaba mucho de galantear a las ninfas del bosque mientras danzaban al son de su flauta, pero todas lo rechazaban por su fealdad, pues su forma es en parte animal, con cuernos, orejas y patas de un macho cabrío. También es capruno su carácter, porque es lascivo y retozón, a veces irascible, especialmente cuando se le molesta durante la siesta. Se supone que la palabra "pánico" deriva del temor que sentían los viajeros cuando oían elsonido de su flauta en la soledad de la noche. Se creía también que Pan hablaba con la gente a través de los sonidos del bosque y en las pesadillas. Para los teóricos romanos, el equivalente de Pan e Fauno, deidad de los campos y los pastores.

    Hécate

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    La diosa infernal Hécate ("La que obra desde lejos"), hija Perses (hijo del titán Crío y de Euribia, hija de Ponto y Gea) y de Asteria (hija de los titanes Ceo y Febe). Era la reina de los espíritus, y por lo tanto, de la oscuridad de todo tipo de magia, en especial la negra. En calidad de tal, era diosa de las encrucijadas y de los caminos en general (Enodia, Triodita), pues las encrucijadas eran grandes centros de actividad espiritual y mágica. En las encrucijadas de los caminos, que eran para los viajeros lugares demoníacos y espectrales, se celebraban las "cenas de Hécate" y en ellas a veces aparecía la diosa, especialmente en las noches más oscuras, sin luna, con un aspecto terrible, acompañada por una jauría de perros fantasmales y aulladores. El arte representa a Hécate con tres cuerpos o tres cabezas (de suerte que puede mirar a la vez hacia tres caminos que se juntan en el punto donde ella se encuentra) y con serpientes entrelazadas alrededor de su cuello.
    Hécate es habitualmente asociada con Artemisa, ya que su madre es Asteria, la hermana de Leto; ella y Artemisa, por lo tanto, son primas. A diferencia de Artemisa, que simbolizaba la luz lunar y el esplendor de la noche, Hécate representaba la oscuridad y sus terrores. Las tres caras de su estatua han sido interpretadas en el sentido de que es una diosa con poder en el cielo, en la tierra y en el mar, o bien representaban sus tres personalidades: Selene en el cielo, Artemisa en la tierra, Hécate (o Perséfone) en el infierno.

    Las Ninfas

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    Las ninfas eran una multitud, su nombre significa ("mujeres jóvenes", "novias"), y son divinidades menores que pueblan la naturaleza, en sus diversos reinos; se las representa como jóvenes y hermosas doncellas amantes de la música y de la danza, y generalmente amorosas (con marcados indicios de lujuria). Tenían larga vida, pero no eran inmortales; poseían facultades proféticas, e inspiraban a los mortales; al igual que las hadas de las tradiciones populares celtas con las que guardan semejanza, son espíritus amables pero a veces eran seres temibles, si se les ofendía. Las ninfas se distinguían según la parte de la naturaleza que habitaban; las ninfas marinas eran las Oceánides, o hijas de Océano, el gran mar que fluye alrededor de la tierra, y las Nereidas, o hijas de Nereo, ninfas de las olas marinas, especialmente del Mediterráneo y benefactoras de los navegantes. Las ninfas fluviales eran las Náyades y Potameides, que habitaban ríos y fuentes. Ninfas arbóreas eran las Dríades, ninfas de los árboles y bosques, llamadas Hamadríades, cuando vivían en el mismo árbol, le daban vida y morían junto con él; las ninfas de los bosques sagrados eran las Alseides (de alsos, "bosque"). Las Oréades eran ninfas montaraces, que moraban montañas y grutas. Se dice que las Melíades, ninfas de los fresnos, eran las más antiguas, y nacieron de Urano, no de Zeus.

    Sátiros y silenos

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    Los sátiros eran una especie de divinidad campestre del cortejo de Dionisio; eran espíritus de la vida salvaje de bosques y montes, y especialmente de su fertilidad desenfrenada e incontrolada. Tenían la figura de hombres barbados, con cuernos, orejas y patas cabrunas, y cola de caballo o de chivo. Eran muy lujuriosos y amantes de la danza y del jolgorio; pasaban su tiempo persiguiendo a las ninfas, bebiendo vino, danzando y tocando la flauta. Generalmente cobardes, excepto cuando el frenesí dionisíaco los convertía en seres temibles y peligrosos. En Roma fueron identificados con los espíritus nativos de los bosques, los faunos.
    Se llamaba silenos a los sátiros más viejos, y mientras los sátiros a menudo se alegraban con el vino, los silenos eran propensos a pescar grandes borracheras; también eran hábiles músicos. Por otro lado, toda la sobriedad y la sabiduría que pueda encontrarse entre estas salvajes criaturas, se hallaba en los silenos (capturados en estado de embriaguez, podía obligárseles a predecir el futuro). Sileno (en singular) era el mayor de los sátiros, hijo de la ninfa Hibris (Impudicia) que se unió con Hermes y Pan. Fue nodrizo y tutor de Dionisio, y solía acompañarlo en sus viajes. El arte representa a Sileno como un pequeño anciano en estado de jovial embriaguez.

    Morfeo e Hipno

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    Morfeo era el dios de los sueños, hijo de Somno, el dios del sueño; es un espíritu, no del dormir en general, sino de las formas vistas en sueños (él formaba los sueños de quienes dormían). Morfeo es el asistente de Hipno (el Sueño), que habitaba en un palacio que nunca recibía la luz del sol, en cuyo interior estaba un blando lecho de ébano, rodeado de negras cortinas. Los Sueños, hijos de Hipno, eran numerosos como las hojas del bosque o las arenas del mar; unos, insignificantes y engañosos, salían por una puerta de madera, y otros, verdaderos y proféticos por una puerta de marfil.

    Proteo

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    Proteo es hijo de Poseidón, y su sirviente y cuidador de sus focas; conocía todas las cosas pasadas, presentes y futuras pero era capaz de cambiar voluntariamente su aspecto para evitar a los que requerían de su facultad profética. Todos los días, a mediodía, surgía del mar y dormía a la sombra de las rocas en la isla de Faros, en Egipto, con sus focas tendidas a su alrededor. Todo aquel que deseara saber el futuro tenía que retenerlo en ese momento e intentar no soltarlo cuando asumía apariencias horribles, como animales salvajes y monstruos terribles; si ninguna de sus artimañas prosperaba, Proteo recuperaba su forma habitual y decía la verdad. Entre los que lucharon con Proteo para conocer la verdad se encontraba Menelao, rey de Esparta.

    Himeneo

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    Himeneo, hijo de Dionisio y Afrodita, presidía los casamientos. Cuando acontecía la consumación del acto sexual de los novios en el lecho nupcial, Himeneo se presentaba en la habitación y bendecía la unión encendiendo su antorcha. El arte lo representa bajo la figura de un joven afeminado, coronado de rosas y sosteniendo una antorcha. Se enamoró de la hija de un noble rico, y dado que no podía cortejarla, por su posición social, la seguía a todas partes. Finalmente se disfrazó de mujer para unirse a una procesión de Eleusis, a la cual sólo acudían mujeres. La comitiva fue capturada por piratas. Entonces Himeneo urdió un plan para escapar de sus captores y huir a Atenas, solicitando la mano de la hija del noble rico si todo salía bien. Tuvo éxito en la misión y en el matrimonio, y éste fue tan feliz que los atenienses instituyeron fiestas en su honor.

    Némesis

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    Némesis, o la Venganza, hija de Nix, la Noche, era personificación de la justicia divina y de la retribución de los dioses. Representaba la legítima ira divina contra la soberbia y la altivez, y contra los transgresores de la ley; nadie, ni aun los reyes y príncipes, podía escapar de su poder; su acción justiciera equilibra el destino de los mortales. Era representada con alas para indicar la rapidez con que sigue el castigo a la transgresión.


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